Publicado en la página 39 de la
Revista de Cablevisión de Enero de 1991.
Mientras
excavaban las ruinas de una villa de 2000 años de antigüedad cerca de Bagdad,
Irak, en 1936, los trabajadores descubrieron un objeto desconcertante. Era un
pequeño florero de arcilla en el que se había colocado un tubo de chapa de
cobre soldado de aproximadamente 2,5 cms. de ancho y 10 cms. de largo. La base
del tubo estaba sellada con un disco de cobre; una barra de hierro,
aparentemente corroída por ácido, se proyectaba a través de un tapón de
asfalto en la parte superior.
El arqueólogo alemán Wilhelm Konig, que entonces vivía en Irak, examinó el
objeto y llegó a una conclusión sorprendente: si el tubo había sido llenado
con una solución ácida, había servido como una batería eléctrica
rudimentaria. Dichas baterías, Konig especulaba, pueden haber sido utilizadas
por artesanos de la antigüedad para galvanizar metales. Señaló que se habían
descubierto objetos similares en otros lugares de esa región, junto con cobre
delgado y barras de hierro que pudieron
haber sido utilizadas para unir una serie de baterías.
En 1940, Willard F. M. Gray, un ingeniero en el General Electric High Voltage
Laboratory en Pittsfield, Massachusetts, leyó acerca de la teoría de Konig en
un artículo escrito por el científico alemán Willy Ley. Mediante dibujos y
detalles suministrados por Ley, Gray hizo una réplica de la llamada batería de
Bagdad. Cuando la llenó con una solución de sulfato de cobre, generó cerca de
medio voltio de electricidad.
En la década del 70, el egiptólogo de Alemania Occidental Arne Eggebrecht hizo
más extensivo el experimento de Gray. Construyó una batería de Bagdad y la
cargó con jugo de uvas recién exprimido, como creía que lo pudieron haber
hecho en la antigüedad. Luego utilizó corriente de la batería para galvanizar
una estatuilla de plata con oro. Eggebrecht estaba convencido de que había
confirmado la evolución y el uso de baterías eléctricas unos 1800 años antes
de su invención moderna por Alessandro Volta en 1799. Además, sostuvo que
muchos de los supuestos objetos de oro de la antigüedad realmente son de plata,
enchapados en oro en la misma forma que su estatuilla experimental.
Otros no están tan seguros; los incrédulos observaron que la supuesta batería
pudo haber servido sólo para guardar rollos de papiro o cosméticos. El hecho
que se pueda hacer una réplica moderna de este aparato para generar
electricidad es interesante, dicen, pero no es una prueba concluyente de que ésta
haya sido su función.
Nota:
¿Alguien piensa sinceramente que campesinos de hace 2.000 años se iban a tomar
tanto trabajo (fabricar baterías rudimentarias conectadas en paralelo por
barras de hierro para obtener más potencia) para guardar cosméticos? Si puedo
dar mi opinión, la resumo en dos preguntas: ¿quién se quedó varado hace
2.000 años en esa zona de Bagdad que necesitó improvisar una batería para
poder irse? ¿Qué tipo de vehículo tenía, al que hizo arrancar con la batería
improvisada?
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